lunes, 18 de junio de 2007

Cien horas con Fidel: Un libro en defensa de la verdad porque solo la verdad nos hace libres

Escuche a Ramonet referirse al libro diciendo que fue una empresa compleja cuya más clara intención era la de otorgar al el líder de la Revolución Cubana la opción de contar la historia de su vida con sus palabras y no con las palabras y la mirada de otros – a favor o en contra-, y no se si lo dijo pero imagino que su intención no era dirigir el libro al público cubano, sino al mundial – especialmente el europeo – afectado por las campañas difamatorias norteamericanas.

Cuando en febrero pasado en Cuba se realizó al Feria Internacional del Libro, ya Cien horas con Fidel era un Best Seller, pese a campañas mediáticas, y mientras en el mundo circulaba ampliamente en la isla el libro solo lo había visto el público en forma de Tabloides Periodísticos que circulaba de mano en mano y de boca en boca generando opiniones. Pero no bien empezó el evento cultural, comenzó igualmente el lanzamiento en su versión editorial a gran escala, y en el mes que duró el evento, fue el libro más comprado, al punto que hubo que tomar medidas en la venta para que los ejemplares impresos no se agotaran en sólo un día y para poder satisfacer la amplia – desmesurada – demanda. Las filas para comprarlo eran inmensas. Cien horas con Fidel se convirtió en el suceso cultural de Cuba en los inicios de año 2007 y quizás de todo el año. No se si esto lo previó Ramonet aunque imagino que sí.

Lo que si estoy seguro, y eso lo puedo sostener, es que Ramonet no imagino el efecto del libro al interior de Cuba, principalmente entre los jóvenes nacidos y criados dentro de la Revolución Cubana, y para los cuales muchos de los eventos que se narra no son historia lejana sino parte de su propia vida.

El libro causo un impacto profundo en la juventud. Por un lado están las opiniones de muchos jóvenes más interesados en las fiestas y el último número de regueton o salsa. Para este sector, habitualmente desconectado de todo lo que pueda significar usar la cabeza para otra cosa más que llevar pelos, el libro era aburrido y en ocasiones enigmático y complejo - un cable o un plomo en dialecto cubano -. En cualquier caso no es una reacción inusual entre este sector juvenil, presentes en todas las sociedades modernas capitalizadas por la era Ricky Martín y Shakira, si bien puede ser preocupante la perdida de los hábitos elementales de lectura, pero ese es otro asunto.

Por otro lado el libro causó un efecto contrarío entre otro sector de jóvenes: estudiantes universitarios, intelectuales, científicos, artista de todas las tendencias. Para este grupo de jóvenes el libro fue un descubrimiento de algo que la continúa propaganda, emitida desde fuera del país y la generada internamente, le había ocultado: debajo del uniforme y del pedestal Fidel es un hombre común y misterios, mítico y cuestionable, insustituible y obstinado, maravillosamente genial pero mortal.

Durante años el Comandante se ha convertido en el centro de los ataques y de las glorias al hablar de la Revolución y por regla general, de un lado o de otro, se emiten criterios lineales que enturbian cualquier análisis positivo de la figura de Fidel. De esta manera extraña se va consiguiendo, tanto por detractores como por fieles, crear una imagen de un hombre omnipotente, omnisciente y omnipresente que más recuerda a un icono eclesiástico que a un líder carismático y con influencia sobre su pueblo, pero real.

Hay que dejar claro que no me ciego, soy cubano y se perfectamente que diámetro tiene la esfera de poder de este hombre, que nivel de influencia tienen sus palabras, pero más que el producto de una prepotencia impertinente, tal poder se ha formado en años de sacrificios reales en el camino a lo que actualmente es él, y es aquí donde radica el logro del libro.

Ramonet nos trajo en cien horas de conversaciones con el Comandante a un Fidel sin armadura y expuesto al peligro de las palabras. En cada una de sus preguntas Ramonet desmonta una historia como es y no como muchas veces me la han contado. Porque en un final: ¿Cuantos de nosotros conocíamos la vida de Fidel al detalle que nos muestra este libro? Yo que me forme como abogado de forma casi autodidacta, cuanto me hubiese inspirado saber en mis años de estudiante que el Comandante era un estudiante igual que yo, que no se concentraba en clases y prefería mejor entender las cosas pro si solo, enfrentado con los libros, que prefiere –igual yo –las madrugadas para estudiar y meditar. Personalmente quede impresionado y admirado al ver la forma precisa en que colaboró en la dirección, desde Cuba, de las acciones a seguir por las principales figuras de la Revolución Venezolana en el Contragolpe a la intentona derechista de derrocar por la fuerza al presidente Chávez. Hasta que nivel de lucidez y visión llega que es capaz de contactar con el Jefe de los militares golpistas y arrancarle la información de que Chávez estaba vivo y la promesa de que esa vida sería respetada, y todo esto sin rebajarse, todo lo contrario, exigiendo e imponiendo respeto a toda una jauría sedienta de sangre.

Es cierto que hay por allí otro libro de una cubana sobre la infancia y la vida de Fidel, pero nada que ver con lo que nos entrego Ramonet, esto – el libro de Ramonet – es realidad, es Fidel Castro Rus, con todas sus letras y con todas sus verdades.

Cien horas con Fidel es un arma muy efectiva y ese es el miedo que le tiene los enemigos del Comandante. En este libro Ramonet no se permitió el lujo de juzgar desde el prismas de las afinidades ideológicas entre él y su entrevistado, no se coloco por debajo de él sino como igual, de hecho en ocasiones Ramonet lo acorrala contra las cuerdas de las interrogantes y le descarga fuertes yats para romper defensas. Pero su interrogado es un hombre que puede apasionarse demasiado, o pecar de testarudo en algunos casos, pero todo sin renunciar jamás a sus principios, acorralar a alguien con el nivel de conocimientos, de cultura, de honor y dignidad de Fidel es tarea difícil.

Recuerdo, tan sólo por mencionar un ejemplo, el duelo que sostienen en el libro sobre la pena de muerte, de la cual no son partidarios ningunos de los dos. Dudo que de todos los debates que han existido sobre el tema en el mundo, alguno se haya desarrollado con tal derroche de sagacidad y de inteligencia, ambos contendientes tenía buenas capacidades, lo que hace que el debate sea de un nivel tal que puede servir hasta de material de consulta para tesis.

Este libro todo es un duelo entre caballeros, entre amigos, es un duelo intelectual y progresista con la historia y con la verdad. Ramonet es un intelectual de izquierdas – de izquierdas europeas que tiene características especiales - con una cultura bastísima y una capacidad envidiable para este género periodístico – la entrevista -. Ramonet pregunta, no arremete, no ofende, no avasalla, toca los temas conflictivos, expone sus concepciones a favor o en contra de las de su entrevistado y hecha pie en tierra por ellas, pero de igual forma escucha, analiza las respuestas que se le van dando, explora los argumentos y los somete a análisis, no descarta nunca la posibilidad de descubrir que no es el poseedor de toda la verdad y en esta ocasión se ha topado con un entrevistado que es su igual todos los aspectos. Admira de Fidel en el libro que no niega los errores que pudo haber cometido, que no calla, que no elude preguntas embarazosas – al estilo de otros gobernantes modernos – sino que más bien las busca y las persigue porque de ellas nace la verdad, de responder lo que otros temen nace el criterio de lo cierto. Todo Cien Horas con Fidel esta basado en esto: el criterio de lo cierto expuesto por dos hombres excepcionales.

Este es un libro con peso de historia sin lugar a dudas, más que la historia de la vida de un hombre, es la cronología de la vida de varias generaciones de cubanos que se han formado en la Revolución. Si es cubano, abra el libro en una página cualquiera y allí encontrará usted su vida relata con maestría en las palabras, y usted puedo o no compartir las ideas que se exponen pero reconocerá a su isla en cada una de ellas. Cien horas con Fidel es la verdad de una vida, la verdad de una historia, la verdad de una isla, y solo la verdad nos hace libre.


Ciudad de la Habana, Cuba

17 de junio de 2007

J.D.G (Manu)

lunes, 11 de junio de 2007

J.F.K: Un caso sin resolver en la política de los Estados Unidos.


Semanas atrás se publico por medios alternativos de prensa un artículo del escritor argentino Juan Gelmán titulado Poderes Ocultos en los EE.UU. En el artículo el escritor hacía un análisis de cómo se manejan los trasfondos políticos del mayor imperio de la historia, de que forma sórdida la verdadera política yanqui esta muy lejos de esa imagen de Democracia Representativa que nos pintan y se basa más en los complot, las intrigas palaciegas y las conjuras contra ellos mismo, contra otros gobiernos y contra su propio pueblo y Estado de Derecho.

A la luz de ese articulo me viene a la memoria que en noviembre de este año se van a cumplir 44 años de que en la Plaza Dealey de Dallas, Texas, John Fitzgerald Kennedy, Presidente número 35 de los Estados Unidos, cayera muerto por un impacto de bala en la cabeza, en lo que quizás es el más vergonzoso acto de la política norteamericana moderna – aun más que el Golpe de Estado Republicano que puso a Bush Jr. en el poder en el 2000 -.

Durante años el gobierno de los Estados Unidos ha ocultado la verdad tras la hipótesis insostenible del asesino solitario - Lee Harvey Oswald - y tras la supuesta investigación gubernamental de la Comisión Warren. Pero tras esta cortina de humo se esconde el complot político más grande de la historia, que involucra en su acción a la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos –CIA, FBI – el Pentágono y organizaciones terroristas contrarrevolucionarias cubanas que radican en los Estados Unidos y que durante mucho tiempo han servido al gobierno yanqui para intentar derrocar la Revolución Cubana y para otros trabajitos sucios – sino recuerden el Irán-Contra y el Wategate -, así como también involucra los poderes más elevados del partido Republicano y el Complejo Militar Industrial, los mayores beneficiados con la muerte de Kennedy.

¿Qué ocurrió realmente ese día en Dallas? ¿Por qué no han sido juzgados los verdaderos culpables? A nada de esto ha respondido el gobierno de los Estados Unidos en 44 años, cualquier respuesta coherente y honesta la debemos buscar en la investigación del fiscal Garrison. Jim Garrison, Fiscal en 1963 del Distrito de Nueva Orleáns, tras los fatales acontecimientos emprendió una investigación de varios años para toparse en el camino con el hecho de que las mentiras y las incongruencias, que sostienen como verdad las autoridades gubernamentales, se desmoronan como pompas de jabón al más pequeño roce con preguntas bien hechas y la lógica.

Este camino le trajo más espinas que rosas a Garrison, quien fue sometido a humillaciones y a una campaña de difamación contra su persona y contra todo aquel que colaborase con sus investigaciones. El camino no dejo de estar marcado además por sospechosas muertes y desapariciones de testigos y por las traiciones. Pero con su trabajo se abrió a la historia uno de los capítulos más importante de la era de la Democracia Capitalista de Post Guerra: la Teoría del Gran Complot, en la que todo el Estado y sus ramificaciones represivas, legislativas y administrativas son principal protagonista, elaborando mentiras y manipulando los medios y al pueblo para consagrar los círculos de explotación y poder. Este es el gran merito de Garrison, y no son pocos los intelectuales norteamericanos que le agradecen la luz de verdad de su investigación y su contribución a las futuras generaciones.

Un hombre que comenzó una investigación fortuita en el 1963 para cubrirse las espaldas ante las declaraciones del supuesto asesino Harvey Oswald de que antes del asesinato había estado residiendo en Nueva Orleáns, se topo con que la verdad distaba mucho de lo dicho por el gobierno. El Informe Garrison sobre la muerte de Kennedy es voluminoso, pero para que tengan un incentivo para buscarlo y leer les dejo un trabajo que es apenas un somero resumen de lo que encontraran en la investigación de años del Fiscal Jim Garrison.

(….)

La investigación de Jim Garrison

Cuando se produjo el atentado contra John F.Kennedy en Noviembre de 1963, Jim Garrison era el Fiscal de Distrito de Nueva Orleáns, Lousiana.

Poco después de producirse la detención de Oswald comenzaron a emitirse por la televisión y la radio informaciones sobre su pasado, el cual incluía a la sureña ciudad de Nueva Orleáns en varias referencias: Oswald había nacido allí veinticuatro años antes y Oswald había estado trabajando allí durante tres meses en el verano del 63, el verano anterior al asesinato. Garrison pensó que su oficina debía investigar las posibles conexiones de Oswald en su ciudad, principalmente para cubrirse las espaldas si el FBI se interesaba por el asunto, y el mismo sábado 23 de Noviembre se puso manos a la obra, encargando a varios de sus ayudantes que recabaran información sobre el paso de Oswald por Nueva Orleáns.


El lunes veinticinco mientras analizaban en el despacho los resultados de sus investigaciones, descubrieron que el presunto asesino había sido visto en repetidas ocasiones durante el verano con un hombre llamado David Ferrie. Ferrie era un tipo raro, que sufría una enfermedad que hacía que se le cayera el pelo de todo el cuerpo, por lo que llevaba unas grotescas cejas pintadas y un estrafalario peluquín rojizo que le daban un aspecto un tanto ridículo. Pero realmente Ferrie era alguien muy a tener en cuenta. Había sido piloto de la Eastern Airlines, aunque fue despedido por un incidente homosexual. Realmente era un piloto muy bueno. Se decía que era capaz de aterrizar y despegar en cualquier pista por pequeña que esta fuera. Tenía un alto coeficiente intelectual, había estudiado derecho, medicina, filosofía, teología,… era un experto manejando armas de fuego y se rumoreaba que realizaba trabajos para la “agencia” (CIA).

Un investigador de la oficina de Garrison llegó con una información referente a que Ferrie había realizado un precipitado viaje a Texas justo el día del asesinato del presidente Kennedy. Ante esto, Garrison llamó a Ferrie a su despacho para realizarse algunas preguntas sobre su viaje a Texas. Como quiera que las respuestas de Ferrie no satisficieran a Garrison, éste ordenó que Ferrie fuese detenido por el FBI para proceder a un más detallado interrogatorio. El FBI declaró, tras interrogar a Ferrie, que no habían encontrado nada sospechoso en él y le dejaron marchar. Garrison apoyó la decisión del FBI y decidió dejar la investigación del caso.

Tres años más tarde, en 1966, Garrison mantuvo una conversación informal con el Senador Estadounidense Russel Long en la que éste le mostraba sus dudas respecto a como había sido resuelto el asunto del asesinato del presidente por la Comisión Warren. Garrison quedó perplejo pues él, al igual que todos los norteamericanos, había creído a pies juntillas la versión ofrecida por la Comisión Warren de que Lee H. Oswald, actuando en solitario, había asesinado a JFK. Motivado por estas dudas encargó los voluminosos veintiséis tomos del informe más las audiencias y se sumergió durante semanas en el estudio del texto. Lo que encontró le desconcertó aún más: los testimonios de los testigos habían sido descartados selectivamente, habían desaparecido pruebas, otras eran circunstanciales, no se había profundizado sobre determinadas pistas, no había un índice por el que buscar… demasiadas cosas mal hechas para una investigación del prestigio de la Comisión Warren.

Una de las cosas que más le llamó la atención fue la declaración de un Coronel de los Marines que decía que Oswald había realizado un mal examen de ruso. ¿Examen de ruso? Garrison, en sus muchos años en el ejército y en la Guardia Nacional nunca había visto a un soldado raso pasar un examen de ruso. Esto le causó una profunda curiosidad y decidió volver a poner manos a la obra e investigar, ahora con la perspectiva del tiempo, lo que habían comenzado tres años antes.

El primer paso fue dirigirse a la Calle Camp 544, dirección en la que Oswald trabajó durante el verano del 63. Esta dirección aparecía en uno de los panfletos del comité “Juego Limpio para Cuba” que Oswald había estado repartiendo en Nueva Orleáns. Para su sorpresa, el número 544 Camp Street era el mismo edificio que él 531 de la Calle Lafayette, ya que hacía esquina. ¿Y que había en el 531 Lafayette en 1963? Allí estaba la oficina de detectives de Guy F. Banister, ex-agente del FBI, miembro de la John Birch Society, los Minutemen, fundador de asociaciones anti-castristas y conocido ultra-derechista de Nueva Orleáns. Garrison se preguntó porqué Oswald habría elegido como cuartel general para la distribución de sus panfletos comunistas el mismo edificio desde el que se controlaba a los cubanos anti-castristas que tramaban una nueva invasión de la isla para derrocar a Castro. Un poco más abajo de la esquina de Camp y Lafayette se encontraban las oficinas de la ONI (Oficina Naval de Inteligencia), la CIA y el FBI. Un lugar un poco extraño para que un marxista se ponga a desarrollar su actividad propagandística.

Con Guy F. Banister había trabajado durante 10 años un hombre llamado Jack Martin, un detective privado con problemas de alcohol al que Banister había proporcionado un trabajo en su agencia de detectives debido a su amistad. Martin declaró que el 22 de Noviembre de 1963 él y Banister habían estado bebiendo desde que se anunció la muerte de Kennedy hasta bien entrada la tarde. De regreso a la oficina habían discutido y Banister le propinó una paliza a Martin con la culata de su Mágnum que casi le envía a la morgue. Martin declaró a Garrison que durante el verano del 63 habían desfilado por el 531 de Lafayette multitud de cubanos, todos vestidos como militares, y armas de todo tipo. Al parecer iban destinadas a una operación que Banister manejaba y que estaba relacionada con una futura invasión de Cuba. También declaró que uno de los más asiduos en esas reuniones era David Ferrie. Garrison recordó inmediatamente el incidente de tres años antes con Ferrie y se dio cuenta de que había encontrado un punto de conexión entre las dos historias.

Otro de los aspectos que vinculaba a la ciudad de Nueva Orleáns con el asesinato apuntaba a un abogado de la ciudad llamado Dean Andrews. Andrews había asesorado a Oswald durante el verano del 63 en ciertos asuntos relacionados con la ciudadanía de su esposa, Marina, a petición de alguien llamado Clay Bertrand. Más tarde Andrews declaró a la Comisión Warren que en la noche del 22 de Noviembre del 63 Bertrand le había telefoneado para que acudiese a Dallas a defender a Lee H. Oswald, el cual había comparecido en una rueda de prensa reclamando asistencia legal. Andrews dijo no conocer personalmente al tal Bertrand. Sólo sabía que este hombre de vez en cuando le llamaba y le daba casos.

Como Garrison era amigo desde hacía tiempo de Andrews, le interrogó informalmente sobre la identidad de Bertrand, pero Andrews se negó a contestarle. Fue entonces cuando Garrison se decidió a “peinar” la ciudad hasta encontrar a Clay Bertrand. Tres semanas después consiguieron un testimonio que identificaba a Clay Bertrand, y para su sorpresa, resulto que Bertrand era el alias de Clay Shaw, un conocido y respetado hombre de negocios de Nueva Orleáns, director del Centro Mundial Comercial.

Indagando sobre Clay Shaw/Bertrand supieron que él y otro hombre llamado David Ferrie eran buenos amigos y constantemente se les veía junto. ¿Otra vez Ferrie? Si, parecía estar presente en cada aspecto de la investigación. Se descubrió además que Ferrie y Oswald se habían conocido años antes, cuando Oswald siendo un adolescente se había enrolado en las filas de la Patrulla Aérea Civil, de la cual Ferrie era el líder y organizador.

Empezaban a tomar forma una serie de incongruencias que llamaban poderosamente la atención de Garrison: por un lado teníamos al inútil Oswald que no ha sido capaz de hacer nada bien en la vida, ni siquiera mantener su familia unida y que es un marxista convencido capaz de desertar a la Unión Soviética, volver y asesinar al Presidente de EE.UU, sólo por destacar, y por otro lado a un joven ex-marine con conexiones con personajes vinculados a los servicios de inteligencia, que se examina de ruso en el ejército y es destinado a una base de alta tecnología que fotografían el suelo soviético, desaparece en la Unión Soviética durante tres años sin escribir siquiera a su madre y después regresa a EE.UU; sin problemas encuentra trabajo en una empresa que realiza mapas para el Ministerio de Defensa y comienza a relacionarse en Dallas con personas de la aristocracia rusa e inmigrantes rusos que ideológicamente están, en palabras del propio Garrison, más a la derecha que el Zar Nicolás, viaja a Nueva Orleáns y crea una asociación para el juego limpio hacia Cuba (aparentemente sin dinero, pues él no disponía personalmente de ni un centavo y sin embargo contrataba a muchachos que le ayudaban a repartir los panfletos y a los que pagaba puntualmente al contado) en el mismo edificio desde el que personas con conexiones con la comunidad de inteligencia traman invasiones de la isla para derrocar a la Revolución Cubana. ¿Cual es el Oswald auténtico?

La investigación de Garrison sufre un duro revés cuando, debido a filtraciones prematuras e inevitables (al hablar con ciertos testigos estos a su vez hablan con terceras personas), la prensa se entera de lo que el Fiscal de Distrito se trae entre manos. Estalla un escándalo en el que le acusan de malgastar los fondos de la Fiscalía en investigaciones sin sentido y además deja de contar con el factor sorpresa tan importante en cualquier investigación. David Ferrie se aterroriza ante los titulares de los periódicos y comienza a desmoronarse. Habla con los hombres de Garrison y les dice que su vida ya no vale nada, que es hombre muerto. Los ayudantes de Garrison le prometen protección si declara lo que sabe, pero Ferrie aparece muerto unos días después en su apartamento, aparentemente por una embolia aunque se encuentran dos notas de suicidio sin firmar y varios frascos de pastillas yacios junto al cadáver.

Con la muerte de Ferrie, Garrison pierde la reina de su partida de ajedrez, y debe replantearse su estrategia para continuar. Vuelca sus esfuerzos en encontrar testimonios que vinculen a Ferrie con Shaw, a Shaw con Oswald, a Oswald con Ferrie, Banister y los cubanos anti-castristas. En la pequeña población de Clinton encuentran numerosos testigos que vieron a Oswald acudir a este pueblecito en un lujoso coche junto a dos hombres (los cuales fueron descritos como Shaw y Ferrie) solamente para inscribirse como votante en 1963. Indagando sobre esta pista descubrieron que Oswald había presentado una solicitud de trabajo en el Hospital Mental de Clinton. Le habían recomendado que se inscribiera como votante en esa población para que le fuese más fácil obtener el empleo. A todo el mundo en el pueblo le habían llamado la atención los tres forasteros, especialmente el hombre de las cejas extrañas y el del pelo blanco y porte aristocrático. De esta pista obtuvieron varios testigos importantes que vinculaban a Shaw, Oswald y Ferrie, pero ni todos ellos juntos podían sumar un testimonio de la importancia del que hubiese prestado el propio Ferrie.

Garrison tenía un testigo de excepción: Perry Russo. Russo afirmaba haber estado presente en una reunión en la que se encontraban Bertrand (Shaw), Ferrie y un tal Leon al que Russo identificaba inequívocamente como Oswald. Además, según Russo, en aquella reunión había una serie de cubanos anti-castristas y durante la noche, Ferrie bajo los efectos del alcohol, alardeaba de que iban a asesinar a Kennedy. Los cubanos se pusieron a especular sobre las posibilidades que tendrían y describieron con detalle un plan para llevar a cabo el atentado. Russo, dada la importancia de su afirmación, fue sometido incluso a sesiones de hipnosis en las que corroboró su declaración. Con este testigo clave, Garrison procedió a la detención de Shaw bajo el cargo de conspiración para asesinar al presidente Kennedy el 1 de Marzo de 1967.

A las voces que atacaban a Garrison por el asunto de los gastos de la oficina de la fiscalía se unen a hora otras que claman contra la injusticia que es acusar a un eminente miembro de la sociedad de Nueva Orleáns con vagas pistas e inconsistentes pruebas. La presión de los medios de comunicación es grande sobre Garrison durante los dos años que dura la instrucción del sumario contra Shaw. Garrison incluso llega a denunciar que su oficina había sido “pinchada” con micrófonos, que habían desaparecido documentos de sus archivos y que varios de sus colaboradores habían resultado ser saboteadores que habían manipulado pruebas y documentos.

El juicio contra Shaw se inicia el 29 de Enero de 1969. La estrategia de Garrison se basaba en:

a) Demostrar que un personaje llamado Clay Bertrand había estado íntimamente relacionado con la CIA, con Oswald y con el asesinato de Kennedy, amén de varios grupos de conspiradores.

b) Demostrar que Clay Bertrand era realmente Clay Shaw. Shaw negó bajo juramento pertenecer a la CIA, haber conocido a David Ferrie o a Lee H. Oswald y por supuesto haber conspirado para asesinar a Kennedy.

Después desfiló la legión de testigos de Garrison, pero la defensa fue deshaciendo sus testimonios uno por uno. Acertó en lo primero pero falló en lo segundo. El jurado reconoció que existían abundantes pruebas de que el Presidente Kennedy había sido asesinado como consecuencia de una conspiración, pero fallaron a favor de Shaw afirmando que no se había demostrado que Shaw fuera Bertrand y, por lo tanto, estuviese implicado.

Aunque Garrison perdió el juicio contra Shaw, realmente obtuvo una importante victoria al conseguir que un jurado dudara de las conclusiones de la Comisión Warren, con lo que logró convulsionar a la opinión pública norteamericana. Además, las sospechas de que Clay Shaw había estado contratado por la CIA durante un largo tiempo se vieron confirmadas años después (cuando ya no valían para convencer al jurado) por el ex-director de la CIA Richard Helms, el cual, en un juicio bajo juramento declaró que Clay Shaw había estado relacionado con la agencia, y que era normal que si se le preguntaba a algún agente de la “agencia” sobre si pertenecía a ésta o no, tenía instrucciones para mentir incluso bajo juramento.

De todas maneras, gracias a la investigación de Garrison (sin duda la más importante hasta la fecha) hemos sabido muchas cosas que no conoceríamos merced al informe de la Comisión Warren, como la conexión de Oswald y Banister en el 544 de Camp Street en Nueva Orleáns, algo que ni siquiera fue investigado por la Comisión. También fue el primero en exhibir públicamente el film de Zarprude* y hacer notar el hecho de que la cabeza de Kennedy se desplaza hacia atrás y a la izquierda después del tiro a la cabeza, etc…

(….)

* La película en cuestión fue tomada por un civil que presenciaba y filmaba el paso de la caravana presidencial y muestra desde un ángulo inmejorable y secuencia por secuencia todos los acontecimientos. De especial impacto en el Juicio contra Shaw fue esta película y su toma final donde se aprecia el último impacto de bala que destroza la cabeza del Presidente Kennedy. Con este film la teoría del disparo desde a tras y desde lo alto de la Comisión Warren se desmorona, claramente se ve que por los efectos sobre la victima la bala viene desde una altura similar a la victima y desde el frente. Igualmente la película y otros materiales fílmicos y fotográficos revelan la posibilidad de existencia de otros testigos que pueden confirma el origen del disparo así como se ven una serie de sujetos que evidentemente eran parte de la conspiración o cuya conducta antes, durante y luego de los hechos es ciertamente sospechosa. Tanto los testigos en cuestión como los sujetos mencionados, desaparecieron sin dejar rastros, pero los testimonios gráficos sentaron la duda en el Jurado sobre la posibilidad de que la operación de asesinato estuviese – casi sin dudas – ejecutadas por más de una persona, lo que denota un complot. (NOTA DE J.D.G (Manu)

Ciudad de la Habana, Cuba.

10 de junio de 2007

J.D.G. (Manu)

lunes, 4 de junio de 2007

Demócratas en la carrera Presidencial: Nada nuevo bajo el sol de los Estados Unidos.


Ya estamos en la carrera presidencial para conocer al próximo sujeto que plantará sus pies por cuatro años en la Oficina Oval. Yo no soy elector norteamericano – gracias a dios algo menos de que decepcionarme en este mundo – pero visto el empeño en no hacer nada positivo por la Paz en el mundo que suelen tener los Presidentes Norteños, vale la pena tomarse en serio las elecciones yanquis para saber que tan mal le irá a la Libertad y la Justicia en los próximos cuatro años.

Eso si, no desconozco que mi empeño de mantenerme informado del proceso para poder ver a donde se inclina la balanza puede llegar a ser baladí, porque no siempre en los Estados Unidos el que gana las elecciones llega a ser Presidente – sino que le pregunten a Albert Gore -, pero como no queda de otra hay que seguir cada detalle, así el día de mañana, con sorpresas o no, sabremos de que va ir la Presidencia del sujeto.

En esta ocasión casi todos los analistas dan por sentado la derrota del oficialismo Republicano, de hecho tras la perdía de la mayoría en el Congreso nadie duda que pueda venir de otra forma la mano. Además habría que sumar a esta corriente el rechazo a la guerra en Irak y la crisis económica en que se ha hundido Norteamérica en los últimos 8 años. Las mentiras del Presidente en pos de la guerra, los escándalos de manipulación de informaciones de inteligencia, así como el resto de los escándalos que han involucrado a las principales figuras del gobierno vendrían siendo como las espadas del Torero que da el toque final a la Bestia Republicana de extrema derecha. Por lo que con estos truenos los Demócratas preparan maletas para mudarse a la Mansión Presidencial en Washington, basta tan sólo decir quien de ellos será el elegido para postularse por el partido.

Dos son los corredores Demócratas con más posibilidades: la ex primera dama Hillary Clinton y el afro americano Barak Obama. Todo parece indicar que esto son los sujetos que llevaran la voz cantante en el proceso de selección dentro del partido Demócrata, por lo que si uno de ellos puede llegar a ser el futuro Presidente de los Estados Unidos no estaría mal conocerlos un poco.

A la Senadora por el Estado de Nueva York ya la conocemos de antes, y hay que reconocerle que goza de la experiencia de vivir en la Casa Blanca cuando lo hizo como primera dama del sexualmente famoso Bill Clinton. De su paso por el 1600 de la Avenida Pensylvania, Hillary salió más robustecida en las artes políticas y con prestigio e influencia, especialmente dentro del sector femenino, debido a su papel de esposa engañada y firme que resistió, por el bien de su familia, el escandaloso proceso a su marido por relaciones sexuales con una becaria de la Casa Blanca. Con estos puntos a su favor la actual Senadora se hizo con su puesto político en las elecciones del 2001 y con su habilidoso manejo de la política y de la crítica – cuando es conveniente – al partido Republicano logró reelegirse en el cargo en las del 2006.

Pero como todo buen candidato Demócrata – que en nada se diferencia de un candidato Republicano - la señora de Clinton tiene puntos controversiales y quizás el más álgido es el hecho de que cuando en el 2003 el presidente Bush lanzo su guerra contra Irak, basado en las mentiras de las armas de destrucción masiva, la actual candidata a la presidencia no vaciló en ofrecer su apoyo a la invasión. Con posterioridad, especialmente a partir de su segundo mandato en el Senado, siguiendo la rima de la política pro elecciones de los Demócratas, las ex primera dama ha abogado hasta el cansancio por el retiro de las tropas y el cese de la invasión, pero ni por un solo segundo a pedido formales disculpas por su apoyo inicial, como si lo hicieron sus correligionarios Christopher Dodd y Bill Richardson, ambos competidores en las primarias dentro del partido para el 2008. De hecho fue este el látigo del que se sirvió el Senador por Nuevo México Richardson para golpearla en primer debate televisivo de los Demócratas con vista a las próximas elecciones y que, pese a todo, termino ganando junto con Obama.

Por otro lado esta el hecho de que la Senadora no se ha manifestado con una critica realmente explicita contra la guerra y se a limitado como todos los de sus partido, a agarrarse de los lugares comunes de manifestar su descontento ante la sorpresa de saberse engañados para ir a la guerra o de que se gaste demasiado dinero en ella. Pero nada han dicho sobre las muertes de iraquíes inocentes o sobre la legalidad o no de la invasión, los abusos cometidos por las tropas o los bombardeos criminales, de hecho los Demócratas son bastante consecuentes en este punto con los Republicanos, el discurso de la lucha contra el terrorismo es una constante, aunque sin los tonos grandilocuentes y amenazadores del conservadurismo republicano.

Pese a toda la señora Clinton es una imagen de poder y de mesura para el panorama político actual norteamericano, sin contar que la novedad de la posibilidad de una candidata fuerte mujer es como el descubrimiento del quinto elemento. Hillary esta jugando entonces con poderosas armas a su favor: los descalabros de la actual presidencia, su influencia entre los votantes mujeres, su conocimiento político y el apoyo de su esposo que luego del escándalo se a convertido en el gurú espiritual de los Demócratas – sobre todo criticando a la presidencia Bush y sus actuaciones negativas como el caso del Huracán Katrina – y por último el impacto mediático de la novedad, al ser la posible primera mujer que ocupe la Oficina Oval.

Con esta última arma – el impacto mediático de la novedad - también cuanta el Senador por Ilinos Barak Obama, del cual algunos medios de comunicación se han contagiado como de una fiebre tropical, al punto que de él se pueden leer calificativos como: astro del rock político, o el JFK negro. Este hombre que se describe a si mismo como, y cito:”… el hijo de un keniano negro como el azabache y una estadounidense blanca como la leche…” a emergido como una estrella política basado en su carisma y es su poder de comunicación.

Inteligente y carismático – al estilo Kennedy, no hay dudas – Obama a hecho su carrera a base de romper esquemas y lograr cotas realmente impactantes para un joven afro en los Estados Unidos, así tenemos que fue el primer afro americano que ostento la Presidencia del Harvard Law Review y se graduó como abogado en esa universidad con distinciones de Magna Cum Laude, para luego trabajar por un tiempo como profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Chicago, trabajando además en la Consejería Jurídica por los Derechos Civiles en la ciudad.

No menos impactante es su carrera política, marcada por dos rotundos éxitos y por los escándalos privados que destruyeron la imagen de sus rivales, limpiándoles el camino a al Senado. Así en el 2004 Obama se presento a la carrera por el puesto de Senador por Illinois, corriendo en las primarias Demócratas contra Blair Hull y Dam Hynes. En esta competencia Obama inició detrás de Hull en los sondeos de opinión, pero un oportuno escándalo de violencia doméstica que implicó a Hull, saco a su principal enemigo del camino y lo colocó al frente de las primarias. A partir de allí, mejoró notablemente la imagen de Obama y comenzó a liderar en los sondeos de opinión.

Súbitamente comenzó a recibir el apoyo de líderes democráticos, aconsejados por la fuerza pública de este liberal, y en las Elecciones Primarias, Obama sumó más votos que los otros seis candidatos combinados, ganando con el 52% de los sufragios.

Limpio este escalón, Obama entonces se enfrentó a los republicanos por el sillón de Senador. Su rival fue el candidato Jack Ryan, ganador de las primarias republicanas y quien tenía grandes posibilidades, sin embargo, un escándalo sexual mancho a Ryan - fue acusado de llevar a su esposa a clubes de sexo – por lo que este retiró de la campaña. El partido republicano de Illinois eligió el candidato conservador Alan Keyes para sustituir a Ryan. Finalmente, Obama ganó las elecciones por una diferencia considerable: 69.97% contra el 27.05% de Keyes.

No cabe la menor duda de que Obama es político coherente, y si bien debe atribuírsele su victoria en estas elecciones a dos formidables golpes de suerte, no es menos cierto que su imagen creció frente al electorado por lo novedoso y refrescante de su proyecto política como crítico mordaz de la actual Presidencia y un opositor en todo momento de la guerra en Irak.

En un panorama marcado por la crisis del modelo político neo conservador, Barak Obama se erige como el aire fresco luego de una inmersión profunda en el oscurantismo republicano de los dos mandatos Bush Jr. El Senador se presenta como una alternativa de peso y de controversias en un país donde en toda su historia los puestos de alto nivel político son prácticamente vedados para los afros americanos y para las minorías en sentido general. Así que la perspectiva de un posible Presidente Negro convierten a Obama en un estandarte y hace que hasta la fecha la prensa se halla centrado más en su condición racial que en su proyecto político, que un final de cuentas es el proyecto político del Partido Demócrata: obtener el sillón presidencial para el partido.

De todo esto se desprende que el principal rival en las primarias de los Demócratas que tendrá la Clinton es precisamente Obama, como tampoco cabe la menor duda que los Demócratas están apostando en esta campaña a la novedad: ¿un Presidente Negro o una Mujer Presidente? Esta parece ser la disyuntiva a resolver de aquí a las primarias, si bien es cierto que existen otros posibles contendientes en el partido, de los que solamente los Senadores John Edarws y Bill Richarson constituyen rivales de algún peso.

Sin duda alguna sea quien sea de los dos él que logre ganar las primarias partidistas, tendrá un largo camino por delante hasta la Oficina Oval en el que aún deberán soltear miles de dificultades y posibles escollos, entre los que no podemos descartar fraude electoral o descrédito por escándalos, incluso asesinato si fuese preciso – sino a revisar la historia de John Kennedy y de su hermano Robert -. Todo esto para que al final la política de los Estados Unidos apenas sufra ligeras mutaciones.

Si, porque pensar que la llegada de un demócrata a la presidencia logrará convertir al imperio yanqui en un país equilibrado y respetuoso del orden y justicia mundial es como esperar que llueva maná – con la debida disculpa a los religiosos -. La política imperial es un factor común dentro de los dos partidos de poder el los Estados Unidos, la diferencia esencial entre uno y otro puede estar centrada por la tendencia facistoide los neo conservadores Republicanos, especialistas en amenazas e intervenciones militares que lo aleja de la dulcemente venenosa e ingerente diplomacia de los Demócratas.

Por otro lado habría que ver hasta que punto son ciertas las declaraciones de intención de retirar las tropas de Irak, porque al igual que los actuales gobernantes, los que vengan después tendrán sus manos atadas por los millones de las trasnacionales de la guerra, el Complejo Militar Industrial – Grupos Financieros como Carley – y los lobby armamentistas. Habría que ver hasta que punto sus políticas y programas sociales y de salud no se ven frenados por las contribuciones a sus campañas de la Industria Petrolera y Médico – Farmacéutica. Y por último habría que ver hasta que punto permitirá reales cambios en la política internacional, especialmente para el Medio Oriente y para América Latina, los grupos de presión Anticubano y Judío, verdaderos dioses en la política yanqui, que pueden llegar a decidir las elecciones con manejos fraudulentos como los de la Florida en el 2000.

El sistema político de los Estados Unidos esta minado en sus cimientos, esta podrido y sin solución ni nuevas posibilidades de cambios radicales a mejores políticas para el propio pueblo que representan y para el mundo. Estados Unidos debe ser refundido desde sus inicios, desde las ideas de grandes pensadores y políticos como Lincon, la historia debe recomenzar por los valores que tuvo en un momento y que fue perdiendo.

…” Estados Unidos a marchado de más a menos”… dijo José Martí, hace casi tres siglos, habría que acotar a esta frase hoy: Estados Unidos a marchado de más a menos hasta de detenerse, hasta agotarse en su propio mentira, hasta corromperse hasta el alma, hasta convertirse en un fantoche de nación si ley, sin política y sin justicia donde el pueblo debe sufrir para que el modelo de explotación y de enriquecimiento de una minoría no decaiga, aunque con ello muera la humanidad.

Ciudad de la Habana, Cuba

03 junio de 2007

J.D.G.(Manu)