lunes, 11 de junio de 2007

J.F.K: Un caso sin resolver en la política de los Estados Unidos.


Semanas atrás se publico por medios alternativos de prensa un artículo del escritor argentino Juan Gelmán titulado Poderes Ocultos en los EE.UU. En el artículo el escritor hacía un análisis de cómo se manejan los trasfondos políticos del mayor imperio de la historia, de que forma sórdida la verdadera política yanqui esta muy lejos de esa imagen de Democracia Representativa que nos pintan y se basa más en los complot, las intrigas palaciegas y las conjuras contra ellos mismo, contra otros gobiernos y contra su propio pueblo y Estado de Derecho.

A la luz de ese articulo me viene a la memoria que en noviembre de este año se van a cumplir 44 años de que en la Plaza Dealey de Dallas, Texas, John Fitzgerald Kennedy, Presidente número 35 de los Estados Unidos, cayera muerto por un impacto de bala en la cabeza, en lo que quizás es el más vergonzoso acto de la política norteamericana moderna – aun más que el Golpe de Estado Republicano que puso a Bush Jr. en el poder en el 2000 -.

Durante años el gobierno de los Estados Unidos ha ocultado la verdad tras la hipótesis insostenible del asesino solitario - Lee Harvey Oswald - y tras la supuesta investigación gubernamental de la Comisión Warren. Pero tras esta cortina de humo se esconde el complot político más grande de la historia, que involucra en su acción a la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos –CIA, FBI – el Pentágono y organizaciones terroristas contrarrevolucionarias cubanas que radican en los Estados Unidos y que durante mucho tiempo han servido al gobierno yanqui para intentar derrocar la Revolución Cubana y para otros trabajitos sucios – sino recuerden el Irán-Contra y el Wategate -, así como también involucra los poderes más elevados del partido Republicano y el Complejo Militar Industrial, los mayores beneficiados con la muerte de Kennedy.

¿Qué ocurrió realmente ese día en Dallas? ¿Por qué no han sido juzgados los verdaderos culpables? A nada de esto ha respondido el gobierno de los Estados Unidos en 44 años, cualquier respuesta coherente y honesta la debemos buscar en la investigación del fiscal Garrison. Jim Garrison, Fiscal en 1963 del Distrito de Nueva Orleáns, tras los fatales acontecimientos emprendió una investigación de varios años para toparse en el camino con el hecho de que las mentiras y las incongruencias, que sostienen como verdad las autoridades gubernamentales, se desmoronan como pompas de jabón al más pequeño roce con preguntas bien hechas y la lógica.

Este camino le trajo más espinas que rosas a Garrison, quien fue sometido a humillaciones y a una campaña de difamación contra su persona y contra todo aquel que colaborase con sus investigaciones. El camino no dejo de estar marcado además por sospechosas muertes y desapariciones de testigos y por las traiciones. Pero con su trabajo se abrió a la historia uno de los capítulos más importante de la era de la Democracia Capitalista de Post Guerra: la Teoría del Gran Complot, en la que todo el Estado y sus ramificaciones represivas, legislativas y administrativas son principal protagonista, elaborando mentiras y manipulando los medios y al pueblo para consagrar los círculos de explotación y poder. Este es el gran merito de Garrison, y no son pocos los intelectuales norteamericanos que le agradecen la luz de verdad de su investigación y su contribución a las futuras generaciones.

Un hombre que comenzó una investigación fortuita en el 1963 para cubrirse las espaldas ante las declaraciones del supuesto asesino Harvey Oswald de que antes del asesinato había estado residiendo en Nueva Orleáns, se topo con que la verdad distaba mucho de lo dicho por el gobierno. El Informe Garrison sobre la muerte de Kennedy es voluminoso, pero para que tengan un incentivo para buscarlo y leer les dejo un trabajo que es apenas un somero resumen de lo que encontraran en la investigación de años del Fiscal Jim Garrison.

(….)

La investigación de Jim Garrison

Cuando se produjo el atentado contra John F.Kennedy en Noviembre de 1963, Jim Garrison era el Fiscal de Distrito de Nueva Orleáns, Lousiana.

Poco después de producirse la detención de Oswald comenzaron a emitirse por la televisión y la radio informaciones sobre su pasado, el cual incluía a la sureña ciudad de Nueva Orleáns en varias referencias: Oswald había nacido allí veinticuatro años antes y Oswald había estado trabajando allí durante tres meses en el verano del 63, el verano anterior al asesinato. Garrison pensó que su oficina debía investigar las posibles conexiones de Oswald en su ciudad, principalmente para cubrirse las espaldas si el FBI se interesaba por el asunto, y el mismo sábado 23 de Noviembre se puso manos a la obra, encargando a varios de sus ayudantes que recabaran información sobre el paso de Oswald por Nueva Orleáns.


El lunes veinticinco mientras analizaban en el despacho los resultados de sus investigaciones, descubrieron que el presunto asesino había sido visto en repetidas ocasiones durante el verano con un hombre llamado David Ferrie. Ferrie era un tipo raro, que sufría una enfermedad que hacía que se le cayera el pelo de todo el cuerpo, por lo que llevaba unas grotescas cejas pintadas y un estrafalario peluquín rojizo que le daban un aspecto un tanto ridículo. Pero realmente Ferrie era alguien muy a tener en cuenta. Había sido piloto de la Eastern Airlines, aunque fue despedido por un incidente homosexual. Realmente era un piloto muy bueno. Se decía que era capaz de aterrizar y despegar en cualquier pista por pequeña que esta fuera. Tenía un alto coeficiente intelectual, había estudiado derecho, medicina, filosofía, teología,… era un experto manejando armas de fuego y se rumoreaba que realizaba trabajos para la “agencia” (CIA).

Un investigador de la oficina de Garrison llegó con una información referente a que Ferrie había realizado un precipitado viaje a Texas justo el día del asesinato del presidente Kennedy. Ante esto, Garrison llamó a Ferrie a su despacho para realizarse algunas preguntas sobre su viaje a Texas. Como quiera que las respuestas de Ferrie no satisficieran a Garrison, éste ordenó que Ferrie fuese detenido por el FBI para proceder a un más detallado interrogatorio. El FBI declaró, tras interrogar a Ferrie, que no habían encontrado nada sospechoso en él y le dejaron marchar. Garrison apoyó la decisión del FBI y decidió dejar la investigación del caso.

Tres años más tarde, en 1966, Garrison mantuvo una conversación informal con el Senador Estadounidense Russel Long en la que éste le mostraba sus dudas respecto a como había sido resuelto el asunto del asesinato del presidente por la Comisión Warren. Garrison quedó perplejo pues él, al igual que todos los norteamericanos, había creído a pies juntillas la versión ofrecida por la Comisión Warren de que Lee H. Oswald, actuando en solitario, había asesinado a JFK. Motivado por estas dudas encargó los voluminosos veintiséis tomos del informe más las audiencias y se sumergió durante semanas en el estudio del texto. Lo que encontró le desconcertó aún más: los testimonios de los testigos habían sido descartados selectivamente, habían desaparecido pruebas, otras eran circunstanciales, no se había profundizado sobre determinadas pistas, no había un índice por el que buscar… demasiadas cosas mal hechas para una investigación del prestigio de la Comisión Warren.

Una de las cosas que más le llamó la atención fue la declaración de un Coronel de los Marines que decía que Oswald había realizado un mal examen de ruso. ¿Examen de ruso? Garrison, en sus muchos años en el ejército y en la Guardia Nacional nunca había visto a un soldado raso pasar un examen de ruso. Esto le causó una profunda curiosidad y decidió volver a poner manos a la obra e investigar, ahora con la perspectiva del tiempo, lo que habían comenzado tres años antes.

El primer paso fue dirigirse a la Calle Camp 544, dirección en la que Oswald trabajó durante el verano del 63. Esta dirección aparecía en uno de los panfletos del comité “Juego Limpio para Cuba” que Oswald había estado repartiendo en Nueva Orleáns. Para su sorpresa, el número 544 Camp Street era el mismo edificio que él 531 de la Calle Lafayette, ya que hacía esquina. ¿Y que había en el 531 Lafayette en 1963? Allí estaba la oficina de detectives de Guy F. Banister, ex-agente del FBI, miembro de la John Birch Society, los Minutemen, fundador de asociaciones anti-castristas y conocido ultra-derechista de Nueva Orleáns. Garrison se preguntó porqué Oswald habría elegido como cuartel general para la distribución de sus panfletos comunistas el mismo edificio desde el que se controlaba a los cubanos anti-castristas que tramaban una nueva invasión de la isla para derrocar a Castro. Un poco más abajo de la esquina de Camp y Lafayette se encontraban las oficinas de la ONI (Oficina Naval de Inteligencia), la CIA y el FBI. Un lugar un poco extraño para que un marxista se ponga a desarrollar su actividad propagandística.

Con Guy F. Banister había trabajado durante 10 años un hombre llamado Jack Martin, un detective privado con problemas de alcohol al que Banister había proporcionado un trabajo en su agencia de detectives debido a su amistad. Martin declaró que el 22 de Noviembre de 1963 él y Banister habían estado bebiendo desde que se anunció la muerte de Kennedy hasta bien entrada la tarde. De regreso a la oficina habían discutido y Banister le propinó una paliza a Martin con la culata de su Mágnum que casi le envía a la morgue. Martin declaró a Garrison que durante el verano del 63 habían desfilado por el 531 de Lafayette multitud de cubanos, todos vestidos como militares, y armas de todo tipo. Al parecer iban destinadas a una operación que Banister manejaba y que estaba relacionada con una futura invasión de Cuba. También declaró que uno de los más asiduos en esas reuniones era David Ferrie. Garrison recordó inmediatamente el incidente de tres años antes con Ferrie y se dio cuenta de que había encontrado un punto de conexión entre las dos historias.

Otro de los aspectos que vinculaba a la ciudad de Nueva Orleáns con el asesinato apuntaba a un abogado de la ciudad llamado Dean Andrews. Andrews había asesorado a Oswald durante el verano del 63 en ciertos asuntos relacionados con la ciudadanía de su esposa, Marina, a petición de alguien llamado Clay Bertrand. Más tarde Andrews declaró a la Comisión Warren que en la noche del 22 de Noviembre del 63 Bertrand le había telefoneado para que acudiese a Dallas a defender a Lee H. Oswald, el cual había comparecido en una rueda de prensa reclamando asistencia legal. Andrews dijo no conocer personalmente al tal Bertrand. Sólo sabía que este hombre de vez en cuando le llamaba y le daba casos.

Como Garrison era amigo desde hacía tiempo de Andrews, le interrogó informalmente sobre la identidad de Bertrand, pero Andrews se negó a contestarle. Fue entonces cuando Garrison se decidió a “peinar” la ciudad hasta encontrar a Clay Bertrand. Tres semanas después consiguieron un testimonio que identificaba a Clay Bertrand, y para su sorpresa, resulto que Bertrand era el alias de Clay Shaw, un conocido y respetado hombre de negocios de Nueva Orleáns, director del Centro Mundial Comercial.

Indagando sobre Clay Shaw/Bertrand supieron que él y otro hombre llamado David Ferrie eran buenos amigos y constantemente se les veía junto. ¿Otra vez Ferrie? Si, parecía estar presente en cada aspecto de la investigación. Se descubrió además que Ferrie y Oswald se habían conocido años antes, cuando Oswald siendo un adolescente se había enrolado en las filas de la Patrulla Aérea Civil, de la cual Ferrie era el líder y organizador.

Empezaban a tomar forma una serie de incongruencias que llamaban poderosamente la atención de Garrison: por un lado teníamos al inútil Oswald que no ha sido capaz de hacer nada bien en la vida, ni siquiera mantener su familia unida y que es un marxista convencido capaz de desertar a la Unión Soviética, volver y asesinar al Presidente de EE.UU, sólo por destacar, y por otro lado a un joven ex-marine con conexiones con personajes vinculados a los servicios de inteligencia, que se examina de ruso en el ejército y es destinado a una base de alta tecnología que fotografían el suelo soviético, desaparece en la Unión Soviética durante tres años sin escribir siquiera a su madre y después regresa a EE.UU; sin problemas encuentra trabajo en una empresa que realiza mapas para el Ministerio de Defensa y comienza a relacionarse en Dallas con personas de la aristocracia rusa e inmigrantes rusos que ideológicamente están, en palabras del propio Garrison, más a la derecha que el Zar Nicolás, viaja a Nueva Orleáns y crea una asociación para el juego limpio hacia Cuba (aparentemente sin dinero, pues él no disponía personalmente de ni un centavo y sin embargo contrataba a muchachos que le ayudaban a repartir los panfletos y a los que pagaba puntualmente al contado) en el mismo edificio desde el que personas con conexiones con la comunidad de inteligencia traman invasiones de la isla para derrocar a la Revolución Cubana. ¿Cual es el Oswald auténtico?

La investigación de Garrison sufre un duro revés cuando, debido a filtraciones prematuras e inevitables (al hablar con ciertos testigos estos a su vez hablan con terceras personas), la prensa se entera de lo que el Fiscal de Distrito se trae entre manos. Estalla un escándalo en el que le acusan de malgastar los fondos de la Fiscalía en investigaciones sin sentido y además deja de contar con el factor sorpresa tan importante en cualquier investigación. David Ferrie se aterroriza ante los titulares de los periódicos y comienza a desmoronarse. Habla con los hombres de Garrison y les dice que su vida ya no vale nada, que es hombre muerto. Los ayudantes de Garrison le prometen protección si declara lo que sabe, pero Ferrie aparece muerto unos días después en su apartamento, aparentemente por una embolia aunque se encuentran dos notas de suicidio sin firmar y varios frascos de pastillas yacios junto al cadáver.

Con la muerte de Ferrie, Garrison pierde la reina de su partida de ajedrez, y debe replantearse su estrategia para continuar. Vuelca sus esfuerzos en encontrar testimonios que vinculen a Ferrie con Shaw, a Shaw con Oswald, a Oswald con Ferrie, Banister y los cubanos anti-castristas. En la pequeña población de Clinton encuentran numerosos testigos que vieron a Oswald acudir a este pueblecito en un lujoso coche junto a dos hombres (los cuales fueron descritos como Shaw y Ferrie) solamente para inscribirse como votante en 1963. Indagando sobre esta pista descubrieron que Oswald había presentado una solicitud de trabajo en el Hospital Mental de Clinton. Le habían recomendado que se inscribiera como votante en esa población para que le fuese más fácil obtener el empleo. A todo el mundo en el pueblo le habían llamado la atención los tres forasteros, especialmente el hombre de las cejas extrañas y el del pelo blanco y porte aristocrático. De esta pista obtuvieron varios testigos importantes que vinculaban a Shaw, Oswald y Ferrie, pero ni todos ellos juntos podían sumar un testimonio de la importancia del que hubiese prestado el propio Ferrie.

Garrison tenía un testigo de excepción: Perry Russo. Russo afirmaba haber estado presente en una reunión en la que se encontraban Bertrand (Shaw), Ferrie y un tal Leon al que Russo identificaba inequívocamente como Oswald. Además, según Russo, en aquella reunión había una serie de cubanos anti-castristas y durante la noche, Ferrie bajo los efectos del alcohol, alardeaba de que iban a asesinar a Kennedy. Los cubanos se pusieron a especular sobre las posibilidades que tendrían y describieron con detalle un plan para llevar a cabo el atentado. Russo, dada la importancia de su afirmación, fue sometido incluso a sesiones de hipnosis en las que corroboró su declaración. Con este testigo clave, Garrison procedió a la detención de Shaw bajo el cargo de conspiración para asesinar al presidente Kennedy el 1 de Marzo de 1967.

A las voces que atacaban a Garrison por el asunto de los gastos de la oficina de la fiscalía se unen a hora otras que claman contra la injusticia que es acusar a un eminente miembro de la sociedad de Nueva Orleáns con vagas pistas e inconsistentes pruebas. La presión de los medios de comunicación es grande sobre Garrison durante los dos años que dura la instrucción del sumario contra Shaw. Garrison incluso llega a denunciar que su oficina había sido “pinchada” con micrófonos, que habían desaparecido documentos de sus archivos y que varios de sus colaboradores habían resultado ser saboteadores que habían manipulado pruebas y documentos.

El juicio contra Shaw se inicia el 29 de Enero de 1969. La estrategia de Garrison se basaba en:

a) Demostrar que un personaje llamado Clay Bertrand había estado íntimamente relacionado con la CIA, con Oswald y con el asesinato de Kennedy, amén de varios grupos de conspiradores.

b) Demostrar que Clay Bertrand era realmente Clay Shaw. Shaw negó bajo juramento pertenecer a la CIA, haber conocido a David Ferrie o a Lee H. Oswald y por supuesto haber conspirado para asesinar a Kennedy.

Después desfiló la legión de testigos de Garrison, pero la defensa fue deshaciendo sus testimonios uno por uno. Acertó en lo primero pero falló en lo segundo. El jurado reconoció que existían abundantes pruebas de que el Presidente Kennedy había sido asesinado como consecuencia de una conspiración, pero fallaron a favor de Shaw afirmando que no se había demostrado que Shaw fuera Bertrand y, por lo tanto, estuviese implicado.

Aunque Garrison perdió el juicio contra Shaw, realmente obtuvo una importante victoria al conseguir que un jurado dudara de las conclusiones de la Comisión Warren, con lo que logró convulsionar a la opinión pública norteamericana. Además, las sospechas de que Clay Shaw había estado contratado por la CIA durante un largo tiempo se vieron confirmadas años después (cuando ya no valían para convencer al jurado) por el ex-director de la CIA Richard Helms, el cual, en un juicio bajo juramento declaró que Clay Shaw había estado relacionado con la agencia, y que era normal que si se le preguntaba a algún agente de la “agencia” sobre si pertenecía a ésta o no, tenía instrucciones para mentir incluso bajo juramento.

De todas maneras, gracias a la investigación de Garrison (sin duda la más importante hasta la fecha) hemos sabido muchas cosas que no conoceríamos merced al informe de la Comisión Warren, como la conexión de Oswald y Banister en el 544 de Camp Street en Nueva Orleáns, algo que ni siquiera fue investigado por la Comisión. También fue el primero en exhibir públicamente el film de Zarprude* y hacer notar el hecho de que la cabeza de Kennedy se desplaza hacia atrás y a la izquierda después del tiro a la cabeza, etc…

(….)

* La película en cuestión fue tomada por un civil que presenciaba y filmaba el paso de la caravana presidencial y muestra desde un ángulo inmejorable y secuencia por secuencia todos los acontecimientos. De especial impacto en el Juicio contra Shaw fue esta película y su toma final donde se aprecia el último impacto de bala que destroza la cabeza del Presidente Kennedy. Con este film la teoría del disparo desde a tras y desde lo alto de la Comisión Warren se desmorona, claramente se ve que por los efectos sobre la victima la bala viene desde una altura similar a la victima y desde el frente. Igualmente la película y otros materiales fílmicos y fotográficos revelan la posibilidad de existencia de otros testigos que pueden confirma el origen del disparo así como se ven una serie de sujetos que evidentemente eran parte de la conspiración o cuya conducta antes, durante y luego de los hechos es ciertamente sospechosa. Tanto los testigos en cuestión como los sujetos mencionados, desaparecieron sin dejar rastros, pero los testimonios gráficos sentaron la duda en el Jurado sobre la posibilidad de que la operación de asesinato estuviese – casi sin dudas – ejecutadas por más de una persona, lo que denota un complot. (NOTA DE J.D.G (Manu)

Ciudad de la Habana, Cuba.

10 de junio de 2007

J.D.G. (Manu)

1 comentario:

J.D.G (Manu) dijo...

Thank you for your comments.

A greeting from this side of the moon