lunes, 13 de agosto de 2007

El Sistema de Salud Pública en los Estados Unidos: 8 años de destrucción con nombre Bush.


Deamonte Driver y Devante Johnson eran dos de los millones de niños que en los Estados Unidos se encuentran fuera de la cobertura de seguro médico, expuestos a las enfermedades y sin posibilidad acceso ha tratamiento de salud, por la fatal condición de pertenecer a familias pobres. No obstante, mientras el primero moría ante la imposibilidad monetaria de su madre para poder pagarle el tratamiento ontológico – 80 dólares - que le aliviara una muela picada y el segundo fallecía de cáncer agravado ante el retraso en recibir asistencia médica por trabas burocráticos del Medicad – seguro de salud estatal - , su presidente se gasta 1 000 millones de dólares diarios en la guerra en Iraq.

Sin importar cuan tecnificado y desarrollado este, el sistema de salud norteamericano es hoy uno de los peores en cuanto al acceso de la población de bajos recursos a los cuidados médicos, pudiéndosele comparar con cualquiera de los sistemas de atención sanitaria en América Latina. En un país como Estados Unidos debería ser imposible encontrar casos como los de los dos chicos fallecidos, pero la realidad es que, desde hace muchos años, el deterioro de las coberturas médicas a la población ha ido en aumento escalofriante.

No debemos equivocarnos al tratar este tema, ni por un segundo se trata de si los Estados Unidos cuenta o no con el personal médico suficiente y mucho menos si ese personal esta calificado o dispone de los medios necesarios, para ambos extremos la respuesta sería un si. Basta con hacer un paneo por las Clínicas, Hospitales, Centro de atención Psicológica y Psiquiátrica, Clínicas Dentales y demás dependencias que brindan este tipo de servicios y que pertenecen al sector privado. En estos sitios los niveles de atención son excelentes, las disponibilidades de recursos inigualables y las posibilidades de acceso limitadas. Los precios de una consulta médica en clínicas privadas – sin contar el de los procedimientos – alejan cualquier posibilidad de que la población con bajos ingresos pueda beneficiarse de ellos, eso sumado a que en estas instituciones, a pesar de la calidad técnica, prima más el interés monetario que el humanitario. El libre mercado también en el sector de la salud.

Por estas razones, salvo las élites dominantes y de amplio poder adquisitivo, la mayoría de la población de clase obrera y trabajadores depende de las coberturas médicas estatales, por regla general no poseen seguro médico privado o sus empleadores no se preocupan o no pueden brindarles uno. Estas personas, ante casos de enfermedad, si están aseguradas por el estado, pueden recibir la atención médica necesaria a expensas del Estado como donador de ese aseguramiento, y es igualmente el Estado el encargado de cubrir con su presupuesto todo el avituallamiento e infraestructura de personal y medios de los Hospitales públicos, a donde esta personas deberán acudir. De esta manera se deja la salud pública en manos de las decisiones presidenciales, y por tanto, en la medida en que una administración le conceda mayor importancia a este punto de la vida social y no a otros, los presupuestos de salud pública aumentaran o disminuirán.

Camino a las elecciones presidenciales del próximo 2008, temas domésticos como empleo y salud deberían y de hecho son de vital importancia en las campañas electorales, lo que condiciona que tanto en discursos como en acciones dentro del Congreso, Republicanos y Demócratas se empeñen en gestiones por mejorar estos renglones para granjearse simpatías populares y con ella votos a su favor.

Pero el Presidente Bush Jr. parece ignorarlo o más bien no incluirlo dentro de su esfera de prioridades. ¿Y por qué tal afirmación? Actualmente se encuentra en debate ante el Congreso un proyecto de resolución presentado por el Senador Republicano Gordon Smith, separado de las posiciones de su correligionario presidencial, que aprueba un aumento de 35 000 millones de dólares para los próximos 5 años al presupuesto del Programa de Seguro Médico Estatal para Niños y Niñas (SCHIP) simplemente aumentando los impuestos sobre los cigarrillos. Este sustancial aumento conlleva como resultado que 9 millones de niños y niñas norteamericanos, principalmente de bajos recursos, se beneficien de cobertura de salud. La respuesta del señor Presidente ante este proyecto ha sido anunciar que vetara el mismo aun en el caso en que Republicanos y Demócratas lleguen aun consenso, debido a dos hechos que en su opinión son fundamentales:

a) un aumento en los impuestos sobre los cigarrillos afectaría a los fumadores de bajos ingresos y a los fumadores jóvenes.

b) un aumento en la cobertura médica estatal limita las posibilidades de beneficios para el sector privado, porque la población va a inclinarse más hacía el seguro estatal.

Así de simple es la reacción del presidente Bush, ante un proyecto de beneficios de salud, la primera preocupación no es la cantidad de personas que se salvaran con el proyecto de resolución, sino los posibles daños económicos a sus contribuyentes de campaña electoral: las grandes corporaciones tabaqueras como Altria Group, antes denominado Philip Morris emporio de nicotina con un historial bastante complejo.

No cabe la menor duda de que un aumento en el precio de los cigarrillos traería como resultado una disminución en el consumo, de hecho datos recientes de la Asociación Estadounidense para la Salud Respiratoria indican que por cada 10 por ciento de aumento en impuestos sobre el tabaco, los fumadores jóvenes descienden un 7 por ciento y los fumadores en general en un 4 por ciento. Planteando la situación hipotética de que dichos por cientos de disminución se den en periodos de un año, en 5 años – tiempo para el que esta concebido el proyecto de Smith – al menos un 35 por ciento de los fumadores jóvenes y un 20 por ciento de los fumadores en general ya no lo harán, así que, hipotéticamente, en 5 años la población de los Estados Unidos disfrutaría de uno de los aires más limpios de nicotina a nivel mundial y la tasa de cáncer de pulmón en la nación decrecería abruptamente. Pero al parecer así no opina el Amo de las Bombas.

No es para menos entonces el insulto de personalidades como Marian Wright Edelman, de la Children ´s Defense Fundation, cuando plante:

“… ¿Por qué está este país, actualmente el más rico del mundo, discutiendo cuántos niños y niñas pueden recibir ayuda? Simplemente deberíamos hacerlo; es algo más que obvio. El pueblo estadounidense quiere que se ayude a todos sus niños. Todas los niños merecen cobertura médica, y no se por qué nos esta costando tanto hacer que nuestro presidente y nuestro líderes políticos lo entiendan, que los niños y niñas deberían tener seguro médico…”

Lamentablemente la señora Edelman ignora que el Presidente y actuales líderes políticos no entiende porque no se les esta hablando en el idioma que comprenden: el idioma de la corrupción y los dólares. Pues entre tanto cuesta liberar 35 000 millones de dólares para la salud de la infancia en los estadounidenses, el Presidente ha aprobado cifras ascendentes a 758 mil millones de dólares para la supuesta reconstrucción de Iraq. Y sería bueno al menos si el pueblo iraquí se beneficiase de ella, pero al ser manejada por el Departamento de Defensa se diluye en el Programa de Incremento de la Participación Civil en Tareas de Logística de la Defensa (LOGCAP) concebido en 1992 por el actual Vicepresidente Dick Cheney.

El LOGCAP no es más que la intromisión de los capitales privados en la infraestructura de aseguramiento de todo tipo del Departamento de Defensa, en otras palabras: Complejo Militar Industrial. De esos 758 mil millones el 93 por ciento se va a los intereses privados, 7 va a las arcas del Departamento de Estado y menos de un 1 por ciento va a los soldados, lo que aritméticamente deja fuera de posibilidad de beneficio al pueblo iraquí. De tal manera que en este año se prevé que empresas como Halliburton y Bechtel, líderes en la “reconstrucción” del país del Golfo Pérsico, salgan con una ganancia de entre 20 y 25 millones de dólares. No por gusto el presupuesto militar se incrementado desde 2001 a la fecha en unos 1.5 billones dólares.

Si uno coloca al antiguo CEO de la Halliburton en el sillón de Vicepresidente y a un tejano alcohólico, hijo de millonarios y magnate del petróleo en el de Presidente, no se puede esperar que se sensibilicen sustancialmente ante la muerte de un niño por una infección en una muela, al fin de cuentas estadísticamente solo representará para ellos, en el mejor de los casos, un consumidor menos. Mucho menos lógico es esperar que aprueben una legislación humanitaria si de por medio esta en juego los bolsillos de los emporios tabaqueros y los intereses médicos privados.

Los últimos 8 años – la Presidencia de George Bush – han sido quizás el peor momento para el Sistema De Salud en los Estados Unidos, marcado por un recorte de presupuesto para los Hospitales que dependen de los aportes estatales y una abrupta disminución en los programas de cobertura médica estatal – seguros médicos – como el Medicad y el SCHIP, y la decisión de veto del proyecto de resolución del Senador Smith, por parte del Presidente, va a costarle mucho a su partido en las próximas elecciones.

El presidente Bush es un ciego que camina contra el muro en medio del gentío que le grita que va a chocar. No hay manera que se entienda con el pueblo porque no hablan el mismo idioma, porque no tienen los mismos principios y valores. Las voces gritan alertando de la crisis de salud que vive el imperio, Michael Moore con su documental SICKO o el Congreso con el debate del proyecto de resolución para el aumento del presupuesto del SCHIP, pero en la Casa Blanca apenas si retumban los ecos. Entre la guerra en Irak, la crisis de una economía que no crece, el desempleo y los problemas de de acceso a la salud, para cuando termine el mandato Bush, la nación abra vivido durante 8 años el embate de un huracán peor que el Katrina. Solo esperemos que el proceso no se lleve más vidas de niños inocentes por delante.


Ciudad de la Habana, Cuba

12 de agosto de 2007

J.D.G (Manu)

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola
hace rato que no te escribo soy la del blog antiterrorista, me acorde de ti en los muñequitos de la era de hielo que el elefante se llama manfre pero le dicen mani, pero bueno el tuyo es manu? que significa?
cuidate bye